Uno de los grandes retos del surfing es subir al pico, el camino desde la orilla hasta donde se forman las olas. Y en medio está el rompiente. Está es la zona crítica donde las olas rompen, y que tantos malos ratos nos hacen pasar a veces.
Es una zona que hay que atravesar lo más rápido posible, y la única solución es saber pinchar o como lo llaman algunos hacer la cuchara correctamente.
Siempre está el truco en el que mientras calentamos en la orilla (porque siempre hay que calentar antes de entrar) nos vamos fijando en cómo está el día, cadencia de olas, tamaño real…
Esperamos a que pase la serie, y justo cuando rompe la última ola, esperamos a que lleguen las espumas rotas y comenzamos a subir. Así aseguraremos que cuando entremos, todavía un poco fríos, no nos caiga la serie encima. No hay recibimiento peor que cuando estés llegando al pico según has entrado en el agua y acabando de calentar los músculos te caiga una serie de siete u ocho olas, que definitivamente te deja ya calentito para empezar el día.
Este truco no deja de ser un apaño, al menos para librate de pillar la serie según entres, porque tarde o temprano te va a pillar cuando ya estés subiendo después de surfearte alguna ola y te va a machacar. Pero al menos te pilla caliente y ya medio en faena.
Pincha rápido. Es la regla de oro al subir al pico. Llega a las olas con velocidad, con agresividad. Pincha con fuerza y potencia. Levanta bien la pierna para ofrecer mucha superficie y que al golpearte te eleve rápido y con fuerza hacia arriba. Si es una ola grande, coge aún más velocidad, pincha lo más agresivamente que puedes, y levanta bien el culo para que la tabla vaya hacia abajo lo más profundo posible.
Una vez que estés bajo ella, propúlsate con las piernas para salir rápido y con velocidad.
Y lo que para mi es importante, agarra firmemente la tabla y según salgas a la superficie después de pinchar, que si has pinchado con agresividad saldrás como proyectado, lleva la tabla al pecho, de tal forma, que caigas de nuevo a la superficie del agua con la tabla “pegada” en el pecho y los brazos libres.
Así, cuando caigas y golpees la superficie del agua podrás comenzar a nadar rápidamente, sin perder un segundo para llegar a la siguiente ola.
No es fácil que cuando te lleves la tabla al pecho según estés saliendo la tabla se mueva o descoloque, pero con la práctica se llega a automatizar. Éste técnica permite no perder un sólo segundo, ni un sólo metro al pinchar, y hace que estemos en la zona de rompiente el menor tiempo posible, ahorrando energía y saliendo de esa zona de impacto con relativa rapidez.
Jaime Díaz de Arcaya