Ojo con el invento

El Invento es fundamental. A cada uno le puede gustar uno más largo o más corto, más gordo o más fino. Si es muy largo tenemos más seguridad, porque la tabla se irá más lejos cuando nos caigamos, pero tendremos que tirar muchas veces de él para recoger la tabla cuando salgamos de debajo del agua. Si es corto daremos un tirón al salir a la superficie y tendremos la tabla en la mano en un pas, aunque cuando caigamos la tabla rodará más cerca de nosotros, con el aumento de riesgo de que nos pueda dar, aunque esto es casi siempre bastante improbable.

Lo que es para mi importante es que NO lo enrollemos en la tabla cuando acabemos de surfear. Este consejo me lo dio un lobo de mar hace mucho tiempo, y como es más cómodo enrollarlo a la tabla al principio no le hice mucho caso, y luego comprobé en persona que te puede jugar una mala pasada.

Si lo enrollamos en la tabla la goma irá cogiendo esa forma, y aunque cuando estemos surfeando esté “suelto”, siempre tenderá en algunos momentos a coger la forma circular o de muelle que ha adquirido al estar tanto tiempo enrollado en la tabla, especialmente si es un invento de goma gorda.

Y esto me dio problemas. La primera vez se me enrolló en el pie atrasado al hacer el take off, sin apretarme, pero medio enrollado en mi pie, y no mola nada andar surfeando con el invento entre las piernas puesto que molesta y si por lo que sea tienes que adelantarte o atrasarte un poco en la tabla moviendo los pies entonces tienes problemas.

La segunda vez me pasó en una ola grande. Al ponerme de pié el invento se volvió a “meter” en la superficie de la tabla y lo pisé con el pie de atrás. Bajar a toda pastilla un troncho pisando el invento y la inestabilidad que te da no es lo ideal, además se desliza, se va moviendo y rodando, así que vas con el pie en volandas. Al final la bajé bien, pero me tuve que salir de ella al final porque iba totalmente vendido y no estaba disfrutando la ola.

El invento desde entonces lo llevo suelto en la funda, es menos cómodo porque tienes que llevarlo en la mano con la tabla cuando sales del agua y llegas hasta el coche, pero luego lo metes en la funda sin darle ninguna forma, y desde entonces nunca me ha vuelto a pasar.

Esto que os cuento no es fácil que pueda pasar pero a mí me ha sucedido dos veces y después de la mala experiencia bajando aquella ola grande no quise tentar a la probabilidad de que me pasara otra vez.

También una vez el invento se me enrolló en una pierna y al caer al agua con el tirón de la tabla me estranguló bastante fuerte. Vamos que me hizo un torniquete de libro. Un día fue aún peor, se me enrollo en el cuello, y parecía que me iba a ahorcar como en una peli del Oeste. Fue una situación surrealista. El tirón no dura mucho, pero la presión que me metió en el cuello fue una pasada. Lo único que pude hacer en ese momento fue meter los dedos como pude para disminuir la presión inaguantable en mi cuello, y aguantar el tirón.

En fin, son pelis que pasan cuando le has echado tantas horas, y luego se quedan como historietas de blog, pero la verdad es que aquella situación fue bastante cañera.

Jaime Díaz de Arcaya Veloso

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