Off shore, como tirarte de la tabla

Las olas con viento de tierra, off shore en inglés, son las olas más impresionantes que hay en el surf. Son las olas en las que te entubas, y son igual de bonitas que de peligrosas. 

Son difíciles de remar, ya que te sueltan toda la espuma formada por miles de gotas en la cara y sueles ver casi nada. Tienden a echarte fuera cuando las coges porque desalojan mucho aire que sale proyectado hacia arriba y a veces hasta te quitan la tabla de los pies. La bajada dura un segundo, muchísimo menos que una ola convencional, por eso lo suyo es remarlas y cogerlas casi en un ángulo paralelo a la ola, y cuando estás dentro, te sientes como un dardo dentro de una cerbatana, cogiendo velocidades endiabladas.

Y lo mejor o lo pero, te van a envolver y nadie sabe si vas a salir de ahí. 

Si tienes suerte, buena colocación, si son olas de suelo de roca o eres un P crack, tienes la respuesta, si no, es una lotería. 

Si te entubas y sales, has hecho el día. 

Estás ya dentro, adelantas un pasito ambos pies, aguantas el tirón, disfrutas del viaje y sales. Es una sensación totalmente indescriptible. Sueltas litros de adrenalina al estar metido en una caverna rugiente con la amenaza en el cogote y al salir a la luz, parece que sales de un volcán, propulsado por el aire que desaloja la ola y que hace que te propulse a gran velocidad, acabando con un gran chorro de aire y miles de gotas de agua. 

Aplausos y la playa en pie.

Si no tienes esa suerte, pues queda también disfrutar el viaje, y la sensación de estar ahí metido, que no tiene palabras para poder ser descrita. 

Eso sí, si vemos que nos va a cerrar el tubo jamás, jamás, soltéis la tabla hacia adelante. 

Es un acto reflejo, el único lugar donde hay espacio es adelante, y lo que pide la situación es darle un buen empujón a la tabla y propulsara bien lejos y profundo hacia delante, lejos de uno, porque si la soltamos hacia cualquier otro lugar, haría que la tabla nos vuelva con la fuerza de la ola.

Sin embargo lo que sucede, es justo lo contrario, que al echarla hacia delante y nosotros seguir en esa dirección, hará que la ola agarre la tabla, le dé una vuelta completa, y nos la vuelva a tirar encima. Un clásico.

Lo que debemos hacer es pisar la tabla firmemente, sin moverla, y dar nosotros un salto hacia delante, hacia el único espacio que nos queda dejando la tabla atrás. Es una maniobra un poco extraña puesto que lo que el cuerpo pide es justo al revés, pero de verdad que es lo que hay que evitar.

Debemos saltar hacia delante, lo más adelante posible, y dejar la tabla dentro de la cueva.

Así saldremos de esa situación tan arriesgaría sólo con un bonito recuerdo.

Jaime Diaz de Arcaya Veloso

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